
En pleno siglo 21 y aún existe esto: CAPÍTULO 17 : EL TABÚ DEL SEXO Y EL BDSM
Hablar de sexo sigue siendo, para muchas personas, un terreno incómodo. Inquietante. Lleno de silencios, vergüenzas heredadas y miradas esquivas. Y lo curioso es que vivimos en un mundo donde el sexo lo tenemos en todas partes: en la publicidad, en las redes sociales, en las series y películas… pero siempre desde un enfoque superficial, casi decorativo, y muy alejado de la realidad de las personas.
El sexo que consumimos a diario está desprovisto de educación, de consciencia, de responsabilidad afectiva. Es un sexo diseñado para el consumo rápido, para la fantasía de escapar, pero no para el autoconocimiento, el disfrute sano o el crecimiento personal. Y si ya hablar de sexo «convencional» es tabú… imagínate hablar de BDSM.
CAPÍTULO 17 : EL TABÚ DEL SEXO Y EL BDSM
El BDSM no solo se enfrenta a los mismos miedos y silencios que la sexualidad en general, sino que además carga con una mochila extra de prejuicios, estigmas y mitos. Es el tabú dentro del tabú. Lo prohibido dentro de lo prohibido.
Para muchas personas, el BDSM sigue siendo sinónimo de violencia, de locura, de perversión o de personas con traumas no resueltos. Nada más lejos de la realidad. Porque el BDSM, cuando se practica de manera consciente, consensuada y responsable, es una herramienta de exploración personal, de comunicación profunda y de libertad sexual.
Pero para poder llegar a vivirlo así, es imprescindible empezar por desmontar las ideas equivocadas. Hablar del tabú del sexo y del BDSM es hablar de miedo, de desinformación y de control social. Es hablar de cómo se nos ha educado a vivir desde la represión y no desde el placer.
Y por eso este artículo existe. Porque cuando un tema está lleno de tabúes, lo primero que se necesita es información veraz, respetuosa y accesible. Porque nadie merece vivir su sexualidad desde la culpa o la vergüenza.
Aquí vengo a cuestionar, a abrir puertas y a encender luces. Porque en el sexo —y mucho más en el BDSM— la ignorancia no es seguridad, es peligro.
El origen del tabú sexual
Para entender por qué el sexo sigue siendo un tema tabú, hay que mirar hacia atrás. Hacia la historia, la cultura y, sobre todo, hacia la educación que hemos recibido generación tras generación.
El sexo no siempre fue un tema prohibido. En muchas culturas antiguas, la sexualidad se vivía de manera natural, ritualística y hasta sagrada. Era parte de la vida, del aprendizaje y de la conexión con el cuerpo y con otros. Pero ¿qué pasó? ¿Dónde empezó a convertirse en algo que debía esconderse?
La influencia de la religión y la moralidad
Uno de los grandes culpables de esta represión ha sido —sin duda— la religión, o mejor dicho, el uso que se le ha dado a la religión como herramienta de control social. No importa qué fe profeses (o si no profesas ninguna), la mayoría de las culturas han sido atravesadas por discursos que asocian el sexo con pecado, culpa, castigo y vergüenza.
Durante siglos se nos enseñó que el sexo solo era válido dentro del matrimonio, con fines reproductivos y bajo unas normas estrictas. El placer, el deseo o la autoexploración eran vistos como actos inmorales o incluso peligrosos.
Esto no solo afectó a la sexualidad en sí, sino también a la percepción del cuerpo: el cuerpo debía ocultarse, no mostrarse, no tocarse. Y mucho menos disfrutar.
Educación basada en el miedo
Cuando se habla de sexo desde el miedo, lo que se genera es ignorancia. La educación sexual tradicional —cuando existía— solía reducirse a frases como:
- «Eso no se toca.»
- «Eso es sucio.»
- «De eso no se habla.»
- «Eso es de personas malas o enfermas.»
¿Resultado? Generaciones de personas adultas que no conocen su cuerpo, que no saben comunicarse sexualmente, que sienten culpa por desear o que arrastran bloqueos y traumas innecesarios.
El control social a través de la desinformación
Y aquí es donde entra la parte más delicada: el tabú sexual no es casualidad. Es una herramienta. Una forma de mantener a las personas controladas, inseguras, dependientes de discursos externos que les digan cómo deben vivir su vida íntima.
Una persona que no conoce su cuerpo, sus límites ni su placer es una persona fácil de manipular. Es una persona que no sabe decir «no» pero tampoco sabe decir «sí» desde un lugar libre y consciente.
El tabú como herencia cultural
El problema es que estos mensajes se van transmitiendo de generación en generación sin cuestionarse. Padres, madres, profesores, referentes… todos educados en el mismo sistema de represión, repiten las mismas ideas, muchas veces sin mala intención, pero con un resultado devastador: sociedades llenas de analfabetismo sexual.
Y lo peor es que cuando alguien se atreve a romper ese tabú y hablar de sexo con naturalidad, se le tacha de vulgar, provocador o inmoral.
Hablar de sexo no es un problema. El problema es seguir callando.
BDSM: El tabú dentro del tabú
Si el sexo ya es un tema lleno de prejuicios, el BDSM es como abrir la caja prohibida dentro de la caja prohibida. Es lo que mucha gente considera “lo más oscuro”, “lo más raro”, “lo que solo hacen las personas con problemas”… y nada de esto es cierto.
Hablar de BDSM es enfrentarse al miedo colectivo, a la desinformación y a todos los estigmas posibles que la sociedad ha colocado encima de esta práctica. Porque si hablar de sexo es complicado, hablar de poder, de roles, de prácticas fetichistas o de dinámicas de sumisión y dominación es casi como declararse hereje en un mundo moralista.
¿Por qué el BDSM es tan tabú?
La respuesta es muy sencilla: porque rompe todos los esquemas establecidos.
- Rompe la idea de que el sexo debe ser “romántico” o “delicado”.
- Rompe la idea de que las relaciones deben ser siempre “igualitarias” (sin entender que el intercambio de poder en BDSM es consensuado y temporal).
- Rompe con la idea de que el placer solo puede venir de lo suave, lo dulce o lo convencional.
- Y sobre todo… pone sobre la mesa el tema del control, el dolor, la entrega y la vulnerabilidad desde un lugar de libertad.
Y eso, para mucha gente, es aterrador.
El BDSM visto desde fuera: prejuicios y desinformación
El BDSM ha sido víctima de la cultura popular y de los medios mal informados. Durante años, las películas, las series y las noticias han mostrado estas prácticas desde la exageración, el morbo o el sensacionalismo.
¿Consecuencias? Estas son las frases más comunes que uno se encuentra cuando se habla de BDSM:
- “Eso es de gente enferma.”
- “Solo hacen eso los que han tenido traumas.”
- “Es violencia, aunque lo quieran disfrazar.”
- “La gente normal no necesita eso.”
Todo esto es falso, pero son ideas que siguen en el imaginario colectivo. El desconocimiento hace que la gente tenga miedo a lo que no entiende.
BDSM y sexualidad consciente
Lo que pocas personas saben es que el BDSM bien practicado es una de las expresiones más conscientes, respetuosas y seguras de vivir la sexualidad.
¿Por qué? Porque en el BDSM no existe absolutamente nada sin consenso. No hay prácticas sin comunicación. No hay juegos sin límites claros. No hay entrega sin confianza.
Quien practica BDSM de forma sana está poniendo en práctica habilidades que muchas parejas convencionales ni siquiera conocen: comunicación asertiva, negociación de deseos, establecimiento de límites, cuidado emocional, responsabilidad afectiva y escucha activa.
El BDSM no es solo un juego erótico. Es un acuerdo de voluntades. Es una construcción de confianza. Es el arte de explorar el placer, el poder y los límites desde un espacio seguro.
El miedo a perder el control
Otra de las razones por las que el BDSM es tan tabú es porque toca el tema que más incomoda a las sociedades represoras: el control.
El BDSM permite a las personas jugar con el poder, cederlo o tomarlo, experimentar con su cuerpo, romper normas autoimpuestas y desafiar los mandatos culturales sobre cómo debe vivirse el deseo.
Y eso, para un sistema que se basa en controlar a las personas desde el miedo y la represión, es un acto revolucionario.
Cómo afectan estos tabúes a las personas y sus relaciones
Los tabúes sexuales, y especialmente los relacionados con el BDSM, no solo afectan a nivel social o cultural. Lo más grave es cómo impactan directamente en las personas, en su bienestar, en sus relaciones y en su capacidad de disfrutar de una sexualidad plena, libre y consciente.
La culpa y la vergüenza como herencia emocional
Cuando alguien crece escuchando que el sexo es sucio, peligroso o inmoral, inevitablemente interioriza esos mensajes. Da igual que luego esa persona quiera vivir su sexualidad con libertad… algo dentro de su cabeza le va a recordar que está “haciendo algo mal”.
Esto se traduce en:
- Personas que sienten culpa después de masturbarse.
- Personas que viven el placer como un acto prohibido.
- Personas que se autocensuran sus fantasías por miedo a “no ser normales”.
- Personas que no se atreven a explorar sus deseos más profundos por miedo a ser juzgadas.
Y esto no solo afecta a nivel individual. Se traslada a las parejas, creando bloqueos de comunicación, frustraciones sexuales y falta de conexión.
Relaciones basadas en la desinformación
Muchas parejas viven años (o toda la vida) sin hablar abiertamente de sexo. No saben lo que le gusta al otro. No se atreven a expresar sus fantasías. No ponen límites claros. No se cuidan emocionalmente después de un encuentro íntimo.
¿El resultado? Relaciones vacías, repetitivas, llenas de insatisfacción y con una sexualidad mecánica, rutinaria y desconectada. Y si añadimos el BDSM al tema… el silencio se multiplica. Porque ahí entran en juego miedos aún más profundos:
- “¿Y si mi pareja piensa que estoy mal de la cabeza por querer esto?”
- “¿Y si se ríe de mí o me rechaza?”
- “¿Y si piensa que soy una persona enferma o traumada?”
Este miedo a la incomprensión es uno de los mayores bloqueadores de la sexualidad.
La represión como fuente de sufrimiento
Lo más irónico de todo es que reprimir los deseos o ignorar las fantasías no hace que desaparezcan. Al contrario. Se quedan dentro, generando malestar, ansiedad, frustración y a veces hasta conductas de riesgo o dobles vidas.
Hay personas que, por no poder hablar de BDSM en pareja, terminan buscando en secreto lo que no pueden vivir abiertamente. Y esto no es por maldad o engaño. Es por pura supervivencia emocional. Lo prohibido siempre encuentra un camino para salir.
La importancia de la educación sexual y la visibilización
Por eso es tan necesario hablar de estos temas, educar, visibilizar y romper mitos. Cuando una persona descubre que no está sola, que no es rara, que hay miles de personas con sus mismos deseos o prácticas… algo dentro de ella se libera.
Cuando una pareja empieza a hablar abiertamente de sexo y BDSM desde el respeto y la curiosidad, empieza un viaje de autoconocimiento brutal que fortalece la relación de una manera que nada convencional puede lograr.
Hablar de sexo y BDSM no destruye las relaciones. Lo que las destruye es el silencio.
El camino hacia la libertad sexual y el BDSM consciente
Una vez que entendemos cómo los tabúes afectan a las personas y sus relaciones, llega el siguiente paso: empezar a desmontarlos. No es un proceso rápido ni fácil, pero sí profundamente liberador. Aquí entra en juego la educación, el autoconocimiento y el BDSM vivido desde la consciencia, el respeto y la responsabilidad.
Educación Sexual Real: La base de todo cambio
El primer paso para romper un tabú es nombrarlo, entenderlo y enfrentarlo con información.
La educación sexual no solo debería enseñarnos anatomía o métodos anticonceptivos —eso es lo mínimo. Una educación sexual real nos habla de placer, de comunicación, de consentimiento, de límites, de diversidad sexual y de prácticas como el BDSM sin prejuicios.
Cuando tenemos información de calidad, dejamos de tener miedo. Porque el miedo casi siempre nace de lo que no conocemos. La ignorancia alimenta los tabúes. El conocimiento los destruye.
Autoexploración y aceptación personal
Otro paso fundamental es el trabajo interno: cuestionar lo que nos han enseñado sobre el sexo y sobre nosotros mismos.
Preguntarnos:
- ¿Esto que pienso del sexo es realmente mío o lo aprendí de la cultura/religión/familia?
- ¿Qué cosas me dan placer pero no me permito explorar?
- ¿Qué fantasías tengo guardadas bajo llave por miedo al qué dirán?
Aceptar los propios deseos es un acto de valentía. Y en el BDSM, aún más.
Aceptar que te excita dominar o ser dominado, causar dolor o recibirlo, atar o ser atado, no te hace una persona enferma. Te hace una persona que se conoce mejor y que quiere vivir su sexualidad de forma consciente.
Comunicación Honesta en las Relaciones
Sin comunicación no hay libertad sexual posible. Es imprescindible crear espacios seguros en las parejas para hablar de sexo y BDSM sin miedo, sin vergüenza y sin juicios. Esto implica:
- Escuchar de verdad.
- No ridiculizar los deseos de la otra persona.
- Poder decir «esto me interesa» o «esto no me gusta» sin sentirse atacade.
- Establecer acuerdos y límites claros.
La comunicación abierta es la llave que abre la puerta a una sexualidad sana, plena y divertida.
Vivir el BDSM desde la Responsabilidad y el Consentimiento
El BDSM consciente no es solo “hacer cosas raras en la cama”. Es un camino de autoconocimiento, de exploración emocional y de conexión con el otro.
Pero para que el BDSM sea sano y liberador, debe estar basado siempre en:
- Consentimiento explícito y entusiasta.
- Seguridad física y emocional.
- Respeto absoluto por los límites propios y ajenos.
- Responsabilidad emocional antes, durante y después de cada práctica.
Aquí no vale el «todo vale porque es BDSM». Aquí vale lo que se ha pactado, lo que se ha cuidado y lo que se ha respetado. El BDSM bien practicado no rompe a las personas. El BDSM mal practicado, sin ética ni consciencia, sí lo hace.
Los beneficios de romper los tabúes y vivir una sexualidad libre
Hablar de romper tabúes sexuales y de practicar BDSM consciente no es solo un capricho o una moda. Es un acto revolucionario a nivel personal y relacional. Es elegir vivir desde la autenticidad, la libertad y el respeto a uno mismo y a les demás.
Romper los tabúes sexuales transforma profundamente la vida de las personas, y aquí te detallo algunos de los beneficios más importantes:
Libertad personal y autenticidad
Cuando te permites ser tú mismo en tu sexualidad, te liberas de cargas emocionales, de culpas heredadas y de vergüenzas impuestas. No hay mayor sensación de paz interior que saber que lo que deseas, lo que te excita y lo que practicas está alineado con lo que eres.
Ya no necesitas fingir, esconderte o censurarte. La libertad sexual es un pilar fundamental de la libertad personal.
Mejora de la autoestima y del autoconocimiento
Explorar el BDSM desde la consciencia te conecta con tus deseos, tus límites y tu cuerpo de una manera muy profunda. Empiezas a verte desde otro lugar: sin juicios, con más amor propio y con más respeto hacia tus necesidades.
Te conoces mejor. Y quien se conoce bien… se cuida mejor y se hace respetar mejor.
Relaciones de pareja más sanas y auténticas
Cuando los tabúes desaparecen, las relaciones cambian radicalmente. La comunicación fluye mejor, el placer se comparte de verdad y los vínculos se fortalecen.
Una pareja que puede hablar abiertamente de sexo y de BDSM es una pareja que se cuida, que se respeta y que se escucha. No se trata solo de hacer prácticas más atrevidas o excitantes. Se trata de construir una intimidad real.
Mayor disfrute y creatividad sexual
La sexualidad sin tabúes es un campo abierto a la experimentación, a la creatividad y al juego.
El BDSM aporta mil posibilidades de explorar:
- Roles.
- Juegos de poder.
- Sensaciones nuevas.
- Fetiches.
- Escenarios eróticos.
- Dinámicas emocionales y físicas.
Cada práctica se convierte en una oportunidad de conectar, disfrutar y crear momentos únicos. Y todo esto con seguridad, respeto y consentimiento.
Comunidad, pertenencia y apoyo
Salir del tabú también te permite encontrar personas afines, compartir experiencias y sentirte parte de una comunidad donde no tienes que esconderte. El BDSM, cuando se vive de manera sana y consciente, tiene un gran valor comunitario.
Hay espacios seguros, grupos, eventos, talleres y encuentros donde las personas se apoyan, se cuidan y se educan mutuamente. Sentirse parte de algo es sanador. Saber que no estás solo, que no eres “rarito” ni “incorrecto”, sino parte de una gran diversidad humana… cambia la vida.
Reflexión final: Romper tabúes es un acto de amor propio
Hablar de sexo sigue siendo incómodo para muchos. Hablar de BDSM, aún más. ¿Sabes por qué? Porque cuando una persona se atreve a vivir su sexualidad en libertad está rompiendo cadenas mucho más profundas que las físicas. Está rompiendo las cadenas mentales, culturales y emocionales que nos han puesto desde que éramos pequeños.
El sexo sigue siendo tabú porque el placer libre da miedo a un sistema que quiere que vivamos con culpa, con vergüenza y con miedo a ser quienes realmente somos.
Por eso, romper los tabúes sexuales es un acto político. Es un acto de rebeldía. Es un acto de amor propio. No se trata solo de tener más orgasmos (que también, ojalá muchos y muy buenos), se trata de vivir de una manera más plena, más consciente y más respetuosa contigo mismo y con les demás.
El BDSM bien practicado no es un juego oscuro o peligroso. El BDSM consciente es una herramienta preciosa para explorar tu cuerpo, tus emociones, tus límites y tus deseos desde el respeto y la responsabilidad. Es una forma de construir relaciones auténticas, basadas en la comunicación, la confianza y el consentimiento.
Así que mi invitación hoy es esta:
- Cuestiónate lo que te enseñaron sobre el sexo.
- Edúcate. Lee. Aprende. Escucha.
- Explora tus deseos sin culpa.
- Habla de sexo sin miedo.
- Rodéate de personas que te respeten y te escuchen.
- Y si el BDSM te llama la atención… hazlo desde el conocimiento, la ética y el respeto.
Porque nadie debería vivir su sexualidad desde el miedo o la vergüenza. Porque el sexo es vida. Y vivir libremente… es el mayor acto de revolución personal que existe.
Apoyo a #LaEscuelaDeBDSM y mi compromiso con la educación
En #LaEscuelaDeBDSM, me enorgullece ofrecer un espacio de aprendizaje y reflexión completamente independiente. Mi labor no se financia mediante clases de pago ni cuento con patrocinadores que respalden mis actividades. La única fuente de apoyo económico proviene de la venta de los libros de la Saga MyA, disponibles en sagamya.laescueladebdsm.com. Estos libros, escritos con dedicación buscan educar, inspirar y entretener, enseñando los distintos tipos de relaciones: abiertas, poliamorosas, BDSM y cuck, además de las normativas.
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