CAPÍTULO 20 : DE VAINILLA A BDSM

DE VAINILLA A BDSM
Tiempo de lectura: 13 minutos
CAPÍTULO 19 : BDSM Y SALUD MENTAL - WIKIBDSM - #LaEscuelaDeBDSM
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CAPÍTULO 20 : DE VAINILLA A BDSM,

¿Tú también pensaste que el BDSM era como en 50 sombras pero con látigos caros y contratos impresos en papel satinado? Tranquilo, no estás solo. Muchas personas que llegan a este mundo desde lo vainilla lo hacen cargadas de fantasías distorsionadas, ideas sacadas del porno o novelas eróticas, y una buena dosis de confusión entre dominación y abuso, entre sumisión y servilismo, entre juego y peligro real. Y eso, en el mejor de los casos. En el peor, se meten de cabeza en dinámicas sin saber dónde pisan, con personas que tampoco saben lo que hacen… o que sí lo saben, pero con fines muy distintos a los del BDSM sano.

Este artículo es para ti, para quien se asoma con curiosidad, con deseo o incluso con miedo. Porque el BDSM no es una práctica que simplemente “se prueba” como quien cambia de postura en la cama. Es una cultura, una forma de relación y un modo de explorar el placer desde el respeto, el consentimiento y la responsabilidad. Y como toda cultura, tiene sus códigos, sus errores de novato, sus trampas… y sus maravillas. Vamos a guiarte paso a paso, sin dogmas, pero con las cosas claras. Porque si vas a entrar en este mundo, más vale que no lo hagas a ciegas.

No, el BDSM no es pegarle a alguien porque te pone y decir “es que soy Dom” con cara de superioridad. Tampoco es obedecer sin pensar porque alguien te dijo que eras sumisx. La mayoría de quienes entran en este mundo lo hacen arrastrando mitos peligrosos: que la dominación justifica cualquier trato, que la sumisión implica perder derechos, que si hay dolor ya es BDSM, o que todo se reduce a juegos sexuales extremos. Spoiler: no.

El BDSM es una práctica erótica, afectiva y cultural que se basa en el consentimiento informado, el intercambio de poder acordado y la comunicación constante. No hay espacio para el abuso ni para la imposición. El maltrato disfrazado de BDSM es eso: maltrato. Y por desgracia, hay quienes se aprovechan de la ignorancia de quien empieza para explotar dinámicas desequilibradas, sin cuidar ni explicar.

Romper con los mitos es el primer paso para iniciarse en esta cultura con buen pie. No basta con tener ganas o sentir curiosidad. Hay que cuestionar lo aprendido, revisar lo que se creía cierto y atreverse a pensar que quizás lo que más morbo te da… necesita una buena dosis de realidad y responsabilidad antes de ejecutarse.

Y sobre todo, hay que recordar que dentro del BDSM, los roles no son jerárquicos en cuanto a valor personal. La parte dominante no es superior, ni la sumisa es inferior. Son funciones dentro de un juego o una relación que deben estar basadas en respeto, cuidado y acuerdo mutuo. Si eso no está, no es BDSM. Es egoísmo con cuerda.

Spoiler impopular: leer es sexy. Informarte antes de atar, azotar o arrodillarte no te convierte en menos “intensx”. Te convierte en responsable, y eso es lo que realmente excita a alguien que sabe de BDSM. Porque sí, puedes tener toda la libido del mundo, pero si no sabes lo que haces, puedes hacer daño… o terminar viviéndolo tú en carne propia.

La formación es lo que marca la diferencia entre una experiencia intensa y placentera, y un desastre emocional o físico. No es necesario que te leas una enciclopedia de prácticas sexuales, pero sí que empieces por lo básico: ¿qué significan las siglas SSC, RACK, PRICK, CCC? ¿Cómo se usan las palabras de seguridad? ¿Qué materiales son seguros y cuáles pueden provocar lesiones? ¿Qué implica realmente ser dominante o sumisx más allá del juego sexual? Esas preguntas necesitan respuestas antes de atreverse a jugar.

Afortunadamente, hoy tienes acceso a montones de recursos educativos, fiables y gratuitos o asequibles. Desde blogs especializados (como La Escuela de BDSM), libros de referencia, vídeos explicativos, comunidades de aprendizaje, hasta talleres o encuentros presenciales donde se habla sin tapujos y con rigor. Y no, esto no le quita misterio ni morbo: le añade profundidad, seguridad y conciencia.

La clave es saber dónde te estás metiendo. Porque, aunque la intuición y el deseo son grandes motores, en BDSM no son suficientes. Saber cómo actuar, cómo reaccionar, cómo cuidar y cómo prevenir es lo que te hará disfrutar de verdad. La ignorancia puede salir cara… y aquí no estamos para eso.

No, no vale con decir “confía en mí” y luego sacar la cuerda del tendedero y una vela aromática pensando que estás recreando Eyes Wide Shut. El BDSM no se improvisa como si fuera una receta de cocina con lo que tengas por casa. Cada práctica debe ir acompañada de preparación, conocimiento, acuerdo y, por encima de todo, seguridad.

La tríada mágica que guía todo el BDSM responsable es: seguro, cuerdo y consensuado (SSC). ¿Qué significa eso? Que lo que hagas debe ser físicamente seguro (sin poner en riesgo la integridad del cuerpo), mental y emocionalmente sano (sin manipulación ni coacción) y completamente acordado por todas las partes implicadas, con la posibilidad de parar en cualquier momento. Y eso no es negociable.

Existen otras filosofías complementarias como RACK (riesgo asumido con consentimiento), PRICK (informe personal y consentimiento reflexivo), o CCC (cuidado, consentimiento y claridad), cada una con su enfoque, pero todas giran en torno a la misma idea: el consentimiento informado. Si una de las partes no sabe exactamente a qué se está exponiendo, no hay consentimiento real. Y si no hay consentimiento real, no es BDSM. Punto.

Además, debes tener siempre presente las palabras y señales de seguridad. No importa si estás probando bondage suave o humillación psicológica intensa: siempre hay que establecer códigos claros para parar si algo se vuelve incómodo, doloroso o emocionalmente dañino. Y después de toda práctica, nunca debe faltar el aftercare: ese espacio de cuidado y reconexión que cierra la sesión y cuida tanto el cuerpo como la mente. No es opcional. Es parte del juego.

No, no estás “fallando” si no sientes lo mismo que esa persona de Twitter que lleva tres meses y ya tiene collar, contrato y 27 roles definidos. Tampoco estás “perdiendo el tren” si llevas años curioseando y aún no te has decidido a dar el paso. El BDSM no tiene reloj, ni checkpoints obligatorios, ni una lista de logros que alcanzar. Tiene tu ritmo. Y eso, en este mundo, vale oro.

Cada persona vive su proceso de descubrimiento de forma única. Hay quien lo explora desde lo puramente sexual y quien lo vive como una vía profunda de crecimiento emocional. Hay quien fluye entre roles, quien se queda en uno, o quien simplemente disfruta del ambiente sin necesidad de practicar nada. Todo eso es válido. Lo único que no lo es: sentir que “debes” hacer algo para encajar o ser aceptadx.

No hay que rendirle cuentas a nadie sobre cómo, cuándo o con quién practicas BDSM. La presión por definirse, por tener pareja BDSM, por vivirlo 24/7 o por dominar perfectamente todas las técnicas puede ser tan agobiante como cualquier exigencia vainilla. Recuerda: esto no va de cumplir expectativas ajenas, sino de escucharte, disfrutar y construir relaciones desde el respeto mutuo.

Permítete dudar, cambiar de idea, probar cosas que luego no te gusten y volver a empezar. No eres menos por no tenerlo claro desde el primer día. En realidad, esa es la esencia de una exploración sana: cuestionarte, aprender, y darte permiso para ser libre dentro del juego. Porque el BDSM, bien vivido, no es una jaula. Es una llave. Y cada quien decide a qué puerta la aplica.

Entrar en el mundo del BDSM no es lanzarse a una piscina llena de látigos y collares: es sumergirse en una cultura rica, compleja y profundamente humana. Aquí no se trata solo de prácticas, sino de acuerdos, de vínculos, de respeto. Si vienes del mundo vainilla, prepárate para desaprender mucho y reaprender mejor. Nadie nace sabiéndolo todo, pero quien quiere vivir el BDSM de forma sana, sí tiene la responsabilidad de informarse, cuidarse y cuidar a lxs demás.

Y recuerda: no estás solx. Hay comunidades, recursos y personas dispuestas a compartir conocimiento, resolver dudas y ofrecer compañía sin juicio. Si estás dando tus primeros pasos, hazlo con conciencia y con la certeza de que no necesitas encajar en ninguna casilla para pertenecer. Porque el BDSM no se mide por lo que haces, sino por cómo lo haces. Y si es con respeto, cuidado y consentimiento… entonces, sí, estás en el camino correcto.


Estoy harto —sí, harto— de ver cómo cada semana cae alguien nuevo en dinámicas de poder mal gestionadas, manipulaciones disfrazadas de dominación o sesiones donde la ignorancia se cobra el precio del cuerpo y la mente. Y lo peor es que muchas veces no es por maldad, sino por desconocimiento. Porque seguimos sin tomarnos en serio la educación sexual, porque aún hay quien cree que el BDSM se aprende viendo porno o dejando que “alguien con experiencia” le enseñe con la fusta en la mano y cero ética en la cabeza.

Explorar el BDSM no debería ser un salto de fe, sino una decisión consciente. Y nadie debería sentirse ridículo por querer leer antes de practicar, preguntar antes de entregarse, o decir “aún no sé qué soy”. Porque eso es precisamente lo que te convierte en alguien digno de esta cultura: la capacidad de cuestionarte, de cuidarte, de no tragarte todo lo que brilla. Así que sí: si vas a entrar en el BDSM, hazlo con cojones. Pero también con cabeza.

En #LaEscuelaDeBDSM, me enorgullece ofrecer un espacio de aprendizaje y reflexión completamente independiente. Mi labor no se financia mediante clases de pago ni cuento con patrocinadores que respalden mis actividades. La única fuente de apoyo económico proviene de la venta de los libros de la Saga MyA, disponibles en sagamya.laescueladebdsm.com. Estos libros, escritos con dedicación buscan educar, inspirar y entretener, enseñando los distintos tipos de relaciones: abiertas, poliamorosas, BDSM y cuck, además de las normativas.

Cada ejemplar de la Saga MyA comprado en mi tienda incluye algo muy especial: una firma manuscrita y una dedicatoria personalizada de mi parte, reflejo de mi compromiso por mantener una conexión cercana y auténtica con quienes me apoyan. Al adquirir uno de estos libros, no solo estarás disfrutando de una historia envolvente, sino también apoyando una iniciativa educativa única que busca desmitificar el BDSM y promover una práctica ética y consensuada. Tu contribución es vital para que pueda seguir llevando adelante esta misión.

¡Gracias por formar parte de esta comunidad y por ayudar a que #LaEscuelaDeBDSM siga creciendo y educando!

Recuerda que yo no soy ningún Maestro ni Tutor, solo soy una persona que expresa su experiencia y conocimientos dentro de nuestra cultura.

Vive el BDSM con RESPETO y HUMILDAD.

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