
SUMISIÓN Y BAJA AUTOESTIMA
Hablemos de sumisión y la baja autoestima: La sumisión dentro del BDSM es una elección que implica autoconocimiento, confianza y un deseo consciente de entrega dentro de límites y acuerdos establecidos. Sin embargo, en algunos casos, la línea entre sumisión y baja autoestima se desdibuja, llevando a personas vulnerables a buscar la sumisión no desde el placer, sino desde la necesidad de validación externa. Cuando alguien siente que no tiene valor y cree que solo a través de la sumisión puede encontrar un propósito, se está ante un problema que va más allá de la dinámica BDSM y entra en el terreno del bienestar emocional y psicológico.
Aceptar una relación de poder sin una autoestima sólida puede llevar a situaciones dañinas, tanto para la persona sumisa como para la dinámica en su conjunto. La sumisión no debe ser una vía de escape del dolor emocional, sino una elección basada en la confianza en uno mismo. Por ello, es fundamental comprender la diferencia entre una sumisión saludable y aquella que nace de la inseguridad, identificar los riesgos y, sobre todo, encontrar herramientas para fortalecer la autoestima antes de explorar este tipo de relaciones.
Diferencia entre sumisión y baja autoestima
La sumisión dentro del BDSM es una elección consciente, basada en el autoconocimiento, el deseo de entrega y el placer que se encuentra en la dinámica de poder consensuada. Ser sumiso/a no significa ser débil ni carecer de valor propio, sino todo lo contrario: una persona que elige la sumisión desde una posición sana lo hace desde la confianza en sí misma y en su capacidad de establecer límites claros. No se somete porque se siente inferior, sino porque disfruta la estructura y el intercambio de poder dentro de un marco seguro y respetuoso.
Cuando la sumisión se confunde con la baja autoestima, el problema no está en la dinámica BDSM, sino en la percepción que la persona tiene de sí misma. Alguien que se siente sin valor y busca la sumisión como una forma de encontrar validación externa no está ejerciendo una elección libre, sino actuando desde la necesidad de ser aceptado/a a cualquier costo. En estos casos, la entrega no es un acto de confianza, sino una forma de autodevaluación que puede llevar a aceptar tratos inadecuados o a no reconocer el derecho a establecer límites.
Detectar esta diferencia es clave. Una persona sumisa por elección entiende que su entrega es un regalo, no una obligación, y se asegura de que su bienestar esté garantizado dentro de la dinámica. En cambio, quien busca la sumisión desde la falta de amor propio suele mostrar signos de inseguridad extrema, miedo al rechazo y una tendencia a aceptar cualquier tipo de trato sin cuestionar si es lo que realmente desea. Aquí es donde la educación y el acompañamiento adecuado pueden marcar la diferencia.
Riesgos de entrar en el BDSM desde la baja autoestima
Cuando la autoestima es baja, la percepción de los propios límites se vuelve difusa y la capacidad de decir «no» se ve comprometida. En una dinámica BDSM, donde el consentimiento es la base de toda interacción, esto representa un riesgo significativo. Una persona con una autoestima frágil puede no sentirse en posición de negociar términos o expresar incomodidad, lo que la expone a situaciones donde su bienestar físico y emocional pueden verse afectados. La entrega deja de ser un acto voluntario para convertirse en una forma de escapar del vacío interno.
Este tipo de vulnerabilidad puede atraer a personas que buscan explotar la inseguridad ajena en lugar de respetar los principios de la comunidad BDSM. Un dominante ético entiende la responsabilidad que conlleva su rol y jamás utilizaría la baja autoestima de una persona sumisa para su propio beneficio. Sin embargo, existen individuos que no respetan estas normas y ven en la inseguridad una oportunidad para ejercer control sin considerar el bienestar de la otra parte. Por ello, es fundamental que cualquier persona que se identifique como sumisa trabaje primero en su autoconfianza antes de entrar en una dinámica de poder.
Las señales de alerta son claras: aceptar cualquier tipo de trato sin cuestionarlo, no expresar necesidades o deseos por miedo a perder la relación, sentirse obligada/o a realizar prácticas que generan incomodidad o malestar, y depender emocionalmente de la validación del dominante. Estas actitudes no forman parte de una sumisión sana, sino de una relación desequilibrada donde la persona sumisa pierde su capacidad de decisión. Antes de explorar el BDSM, es necesario construir una autoestima sólida que permita diferenciar entre entrega consensuada y sumisión impuesta por inseguridad.
El papel del Dominante ante una sumisa con baja autoestima
El rol del dominante en una relación BDSM no es simplemente el de imponer normas o dirigir la dinámica, sino el de garantizar la seguridad, el bienestar y el desarrollo personal de la parte sumisa. Un dominante ético entiende que la confianza y el respeto mutuo son fundamentales, y que la entrega de su sumisa debe ser voluntaria, informada y basada en la autoestima, no en la necesidad de validación externa. Si detecta que la sumisa busca la sumisión por sentirse sin valor, tiene la responsabilidad de abordar la situación con madurez y sensibilidad.
Lo primero que debe hacer un dominante en estos casos es reconocer que no está ahí para «salvar» a nadie ni para llenar vacíos emocionales. BDSM y terapia no son lo mismo, y alguien con baja autoestima necesita, en primer lugar, herramientas para fortalecer su seguridad personal. Si una sumisa expresa que quiere someterse porque no se siente valiosa, lo correcto no es reforzar esa creencia con una dinámica de poder, sino animarla a trabajar en su amor propio antes de asumir un rol dentro de la comunidad.
Un dominante responsable sabe cuándo detenerse. Si una persona sumisa no tiene la capacidad de establecer límites claros o muestra signos de dependencia emocional, lo correcto es evitar cualquier dinámica hasta que pueda hacerlo desde una posición de equilibrio. La ética dentro del BDSM implica reconocer que una relación de poder solo es válida cuando ambas partes participan desde la confianza y la seguridad personal. No se trata de aprovechar la vulnerabilidad ajena, sino de construir dinámicas sanas y respetuosas..
Autovalidación vs. Validación externa en la sumisión
Dentro del BDSM, la sumisión debe nacer desde la confianza en uno mismo y no desde la necesidad de aprobación externa. Una persona sumisa no es menos valiosa por ocupar ese rol, ni su identidad debe depender de la validación de un dominante. Sin embargo, cuando la autoestima es baja, puede surgir la creencia errónea de que solo en la sumisión se es útil, deseado/a o valioso/a. Esta idea es peligrosa porque lleva a depender emocionalmente del reconocimiento ajeno, dejando de lado la capacidad de tomar decisiones desde el propio bienestar.
Fortalecer la autoestima antes de entrar en una dinámica BDSM es fundamental para evitar caer en relaciones desequilibradas. La clave está en construir un sentido de autovaloración sólido, donde la persona sumisa sepa que es valiosa por sí misma, con o sin un dominante. Esto implica desarrollar seguridad en las propias decisiones, aprender a establecer límites y reconocer que la entrega dentro del BDSM no es una necesidad, sino una elección consciente y voluntaria.
Una forma de trabajar en la autovalidación es fomentar la introspección y el autoconocimiento. Preguntarse qué se desea realmente en la sumisión, cuáles son los propios límites y qué se espera de una relación BDSM permite diferenciar entre una entrega sana y una dependencia emocional disfrazada de sumisión. Una persona sumisa con autoestima fuerte disfruta su rol sin necesidad de validación externa, porque sabe que su valor no depende de la aprobación de otra persona.
Cómo ayudar a una persona que quiere ser sumisa por baja autoestima
Cuando alguien expresa el deseo de ser sumiso/a desde un lugar de baja autoestima, lo primero que se debe hacer es escuchar sin juzgar. No se trata de invalidar su deseo, sino de comprender qué lo motiva realmente. Muchas veces, detrás de la necesidad de sumisión hay un anhelo de sentirse valorado/a o de encontrar un propósito a través de la entrega. Identificar estas señales permite abordar la situación con sensibilidad y evitar que la persona entre en dinámicas perjudiciales.
El siguiente paso es sugerir apoyo emocional o psicológico antes de que se involucre en una relación de poder. Si una persona busca la sumisión porque siente que no tiene valor, lo prioritario es que trabaje en su autoestima antes de asumir un rol que implique entrega. Un terapeuta especializado puede ayudar a identificar patrones de pensamiento dañinos y proporcionar herramientas para desarrollar seguridad en sí mismo/a. La sumisión no debe ser un refugio para la inseguridad, sino una elección desde la confianza personal.
Otra forma de apoyo es ofrecer información y orientación sobre el BDSM desde un enfoque saludable. Explicar la importancia del consentimiento, la negociación y los límites puede hacer que la persona comprenda que su bienestar es lo primero. La educación es clave para evitar que alguien entre en una dinámica donde su vulnerabilidad sea explotada. Acompañar con conocimiento y empatía marca la diferencia entre una sumisión consciente y una que nace desde la necesidad de aceptación.
BDSM y la construcción de identidad
El BDSM puede ser una herramienta poderosa de autodescubrimiento, pero no es una solución a problemas emocionales. A través de la exploración de la sumisión, muchas personas descubren facetas de sí mismas que no habían reconocido antes. Sin embargo, cuando se utiliza como una vía de escape del sufrimiento o como una forma de llenar vacíos emocionales, se corre el riesgo de crear dinámicas poco saludables. La identidad personal no debe construirse únicamente en torno a un rol, sino desde un equilibrio entre lo que se es dentro y fuera del BDSM.
La diferencia entre explorar la sumisión con confianza y buscarla como una salida del malestar emocional radica en la motivación que hay detrás. Quien entra en el BDSM desde el autoconocimiento lo hace porque disfruta el intercambio de poder y comprende que su valor no depende de su rol. En cambio, quien lo hace desde la baja autoestima busca en la sumisión una forma de encontrar validación externa, lo que puede llevar a aceptar situaciones que atenten contra su bienestar.
Es importante recordar que la identidad dentro del BDSM es solo una parte de la identidad total de una persona. Ser sumiso/a no define por completo a nadie, y mucho menos debe ser un refugio para la inseguridad. Una exploración sana implica reconocer que el BDSM puede ser una experiencia enriquecedora, pero nunca la única fuente de valor personal. La verdadera fortaleza radica en saber quién se es fuera del rol, sin depender de la sumisión para sentirse completo/a.
Sumisión sana: características y señales
Una sumisión sana se caracteriza por nacer desde la seguridad personal y el autoconocimiento, no desde la necesidad de ser aceptado/a o validado/a por otra persona. La diferencia fundamental entre una persona sumisa con autoestima estable y una que busca la sumisión desde la inseguridad es la capacidad de establecer límites, comunicar necesidades y tomar decisiones informadas. La sumisión no implica renunciar al derecho de decir «no», ni tampoco significa permitir cualquier trato sin cuestionarlo. Una persona sumisa con una base emocional saludable entiende que su entrega es voluntaria y que su valor personal no depende de su rol.
Existen dinámicas en las que la sumisión es una elección consciente y empoderada. Un claro ejemplo es cuando una persona sumisa elige su dominante desde la confianza y la admiración, y no desde el miedo a estar sola o la creencia de que no merece algo mejor. En este tipo de relaciones, la negociación es clara, se respetan los límites y ambas partes entienden que el rol sumiso no es sinónimo de inferioridad. La comunicación abierta y la capacidad de retirarse si algo no es satisfactorio son señales claras de que la sumisión proviene de un lugar sano.
Por el contrario, cuando la sumisión nace desde la necesidad de sentirse querido/a o útil a cualquier costo, se pueden desarrollar dinámicas dañinas. Un dominante responsable reconoce estas señales y se abstiene de aprovechar la vulnerabilidad de la persona sumisa. La sumisión no debería ser un escape de la propia identidad ni una solución a problemas de autoestima, sino una expresión de una personalidad que ya se siente completa por sí misma.
Cómo fortalecer la autoestima en personas sumisas
Antes de que una persona explore su rol sumiso, es fundamental que trabaje en su autoestima. Una baja autovaloración puede hacer que se acepte cualquier trato sin cuestionarlo, lo que aumenta el riesgo de caer en relaciones desbalanceadas. La seguridad en sí mismo/a se construye a través del autoconocimiento, la reflexión y el desarrollo de una identidad independiente del rol dentro del BDSM. Fortalecer la autoestima no significa abandonar el deseo de sumisión, sino asegurarse de que esta sea una elección basada en el placer y la confianza, y no en la necesidad de aprobación externa.
El autocuidado y la autoaceptación son pilares clave para reforzar la seguridad en una persona sumisa. Trabajar en el amor propio, reconocer logros personales y desarrollar actividades fuera del BDSM que generen satisfacción y bienestar emocional son estrategias esenciales. Cuando una persona se siente completa por sí misma, su rol dentro del BDSM se convierte en una faceta más de su vida, no en el único espacio donde encuentra valor. Esto permite que pueda elegir con mayor claridad a su dominante, establecer límites y retirarse de situaciones que no sean adecuadas para su bienestar.
Un ejercicio útil para fortalecer la autoestima es la autoafirmación. Cuestionar pensamientos negativos, reconocer habilidades y logros personales, y aprender a identificar relaciones saludables ayuda a evitar caer en dinámicas donde la sumisión se usa como un refugio emocional. La sumisión debe ser un complemento de una identidad ya establecida, no un intento de llenar vacíos internos.
El consentimiento informado en dinámicas con sumisas/os vulnerables
El consentimiento en BDSM va más allá del simple «sí» o «no». Para que una persona pueda consentir de manera real y válida, debe estar en condiciones de comprender lo que implica su decisión. En el caso de sumisas/os con baja autoestima, es esencial asegurarse de que su deseo de sumisión no provenga de una necesidad de aceptación o de una visión distorsionada de su propio valor. Un consentimiento informado implica que la persona entienda los riesgos, tenga claras sus propias necesidades y límites, y sea capaz de tomar decisiones sin sentirse presionada o manipulada.
Si alguien quiere someterse sin considerar su bienestar emocional, la responsabilidad de un dominante ético es no aprovechar esa vulnerabilidad. En lugar de aceptar una entrega ciega, lo correcto es fomentar el diálogo, ayudar a la persona a explorar sus motivaciones y, si es necesario, sugerir que trabaje primero en su autoestima antes de asumir un rol sumiso. Un «sí» obtenido desde la desesperación o el deseo de validación no es un consentimiento válido. La seguridad y el bienestar de la persona deben estar por encima de cualquier dinámica BDSM.
Cuando una persona insiste en someterse sin haber trabajado en su seguridad emocional, lo más responsable es establecer límites claros y no aceptar su entrega sin asegurarse de que está en una posición mental adecuada. En estos casos, la mejor decisión puede ser postergar la relación BDSM hasta que la persona haya desarrollado mayor confianza en sí misma. La sumisión debe ser una elección consciente y segura, nunca un mecanismo para compensar una baja autoestima.
Derribando mitos: La sumisión no es sinónimo de debilidad
Uno de los errores más comunes es asumir que una persona sumisa es débil, cuando en realidad la sumisión dentro del BDSM requiere fortaleza mental, autoconocimiento y confianza en uno mismo. Entregarse a otra persona de manera consciente y consensuada implica un alto nivel de control sobre los propios deseos, límites y emociones. No es una cuestión de falta de carácter, sino de elección deliberada basada en el placer y la seguridad personal. Una sumisa o un sumiso que conoce su valor no se somete por necesidad ni por obligación, sino porque así lo desea y lo disfruta.
La diferencia fundamental entre una entrega consensuada y una entrega por desesperación está en la motivación detrás de la decisión. Una persona con baja autoestima puede buscar la sumisión como un refugio, aceptando cualquier trato con tal de sentirse querida o validada. En cambio, una persona con seguridad en sí misma establece sus límites con claridad, sabe lo que quiere y no permite que se le trate de manera indigna. En el BDSM, la sumisión no es una excusa para renunciar a la dignidad ni para permitir abusos disfrazados de dinámica de poder.
Derribar el mito de la sumisión como debilidad es esencial para fomentar relaciones BDSM saludables. La sumisión no significa ser inferior ni ceder todo el control sin condiciones. Es una expresión de confianza en el dominante y en uno mismo, donde el poder se intercambia de manera consensuada y con plena consciencia. Cuando la sumisión se elige desde la seguridad emocional, no desde la necesidad, se convierte en una fuente de placer y crecimiento personal, no en un reflejo de inseguridad o dependencia emocional.
La importancia de educarse antes de entrar en el BDSM
El BDSM es un mundo complejo, con dinámicas, reglas y protocolos que van mucho más allá de lo que se muestra en la ficción o en las fantasías personales. Entrar en él sin una base de conocimiento puede llevar a experiencias negativas, malentendidos y, en el peor de los casos, a situaciones de abuso disfrazadas de prácticas consensuadas. Antes de asumir un rol dentro del BDSM, es fundamental informarse sobre los conceptos clave, los riesgos y las formas seguras de vivir esta experiencia. La ignorancia no solo pone en peligro la integridad personal, sino que también abre la puerta a relaciones poco saludables.
Existen múltiples recursos que pueden ayudar a entender mejor el BDSM antes de involucrarse en una dinámica. Libros especializados, blogs educativos, talleres y comunidades serias son algunas de las opciones para adquirir conocimientos sólidos. Comprender conceptos como el consentimiento informado, las palabras de seguridad, la diferencia entre límites duros y blandos, y la importancia del aftercare es imprescindible. Además, participar en espacios donde se hable de BDSM con seriedad permite despejar dudas y evitar caer en mitos o prácticas inseguras.
La educación es la mejor herramienta para prevenir malas experiencias y construir relaciones BDSM satisfactorias. No se trata solo de conocer las reglas básicas, sino de entender la responsabilidad que implica cada rol. Un sumiso/a bien informado sabe qué esperar de una dinámica y reconoce cuándo algo no es saludable. Un dominante que se forma adecuadamente entiende la importancia del cuidado y el respeto. Antes de cualquier entrega, la información es clave para garantizar que la experiencia sea segura, placentera y enriquecedora.
Cómo afrontar una conversación con alguien en esta situación
Cuando una persona expresa que quiere ser sumisa porque siente que no vale nada, la primera reacción debe ser la empatía, no el juicio. Decirle que «está equivocada» o que «así no funciona el BDSM» sin comprender su situación emocional solo genera rechazo y cierre. Lo más importante es escuchar con atención, hacer preguntas que fomenten la reflexión y ayudar a la persona a entender de dónde viene ese deseo. En muchos casos, el problema no es el BDSM en sí, sino la necesidad de encontrar validación en la sumisión.
Lo que no se debe hacer en esta conversación es minimizar sus sentimientos o imponerle una visión externa sin que ella misma llegue a sus propias conclusiones. En lugar de decirle que «así no debería sentirse», es más útil preguntarle por qué cree que la sumisión es la respuesta a su situación. ¿Siente placer en la entrega o simplemente busca aceptación? ¿Ha considerado que su deseo puede estar influenciado por su baja autoestima? Estas preguntas pueden ayudar a que reflexione y, si es necesario, busque ayuda emocional antes de involucrarse en una dinámica BDSM.
Si la persona realmente quiere explorar el BDSM, lo ideal es orientarla hacia una educación adecuada y espacios donde pueda aprender de manera segura. Recomendarle lecturas, grupos de apoyo o incluso sugerirle que hable con un profesional sobre su autoestima antes de entrar en una relación de poder puede marcar la diferencia. El objetivo no es alejarla del BDSM, sino asegurarse de que su deseo de sumisión sea una elección consciente y no una salida a un problema emocional no resuelto.
Preguntas de reflexión para posibles sumisas/os en esta situación
Antes de asumir el rol de sumisa/o, es fundamental preguntarse qué motiva este deseo. No basta con sentir atracción por la entrega o la obediencia; es necesario analizar si la sumisión nace de un placer auténtico o de la necesidad de validación externa. Algunas preguntas clave pueden ayudar a esclarecer esta diferencia: ¿Me siento valiosa/o fuera del rol de sumisa/o? ¿Podría disfrutar de la sumisión incluso si mi dominante me reafirma constantemente mi autonomía y valor? ¿Tengo límites claros o estoy dispuesta/o a aceptar cualquier cosa para agradar? ¿Me gustaría ser sumisa/o en un entorno seguro o busco este rol porque siento que no merezco otra cosa?
Responder con honestidad a estas preguntas puede marcar la diferencia entre entrar en el BDSM desde un lugar sano o desde una herida emocional. Si las respuestas muestran una dependencia de la validación ajena, es importante trabajar primero en fortalecer la autoestima antes de iniciar cualquier dinámica de poder. Una persona que se siente insuficiente en su vida cotidiana no encontrará en la sumisión una solución mágica; por el contrario, corre el riesgo de caer en relaciones desequilibradas donde la entrega no es una elección libre, sino una necesidad impuesta por la inseguridad.
Las respuestas a estas preguntas deben usarse como una guía para tomar decisiones más informadas. Si el deseo de sumisión es genuino y se basa en el autoconocimiento, entonces se puede explorar de manera saludable, estableciendo límites claros y eligiendo con cuidado a la persona dominante. Si, en cambio, las respuestas revelan una falta de autoestima, es recomendable buscar apoyo emocional o psicológico antes de iniciar una relación de poder. La sumisión debe ser un acto de libertad, no un reflejo de la falta de amor propio.
Diferencia entre dominantes éticos y depredadores
Dentro del BDSM existen dominantes responsables y éticos, pero también hay quienes se aprovechan de la vulnerabilidad de otras personas para ejercer poder sin consentimiento real. Un dominante ético se preocupa por el bienestar de su sumisa/o, respeta sus límites y fomenta una dinámica basada en la confianza y el consentimiento. Por el contrario, un depredador busca a personas con baja autoestima porque sabe que son más propensas a aceptar cualquier trato con tal de sentirse queridas. Identificar estas diferencias es crucial para evitar caer en relaciones abusivas disfrazadas de BDSM.
Algunas señales de advertencia pueden ayudar a distinguir a un dominante ético de uno peligroso. Un depredador suele presionar para que la sumisa/o renuncie a sus límites, minimizar sus preocupaciones o hacerla sentir culpable si expresa dudas. También puede exigir obediencia incondicional desde el primer momento, sin permitir un proceso de confianza gradual. En cambio, un dominante responsable se interesa por la seguridad emocional de su sumisa/o, acepta sus límites sin cuestionarlos y promueve una comunicación abierta y sincera.
Para evitar caer en manos de un depredador, es fundamental educarse sobre el BDSM, establecer límites firmes y no ignorar las señales de advertencia. Si un dominante se muestra impaciente, despectivo o evita hablar de consentimiento y seguridad, es mejor alejarse. La sumisión no debería implicar renunciar al derecho de ser respetada/o ni servir como excusa para tolerar el abuso. La diferencia entre una relación BDSM sana y una dinámica destructiva está en la ética y el respeto mutuo, no en el nivel de control que se ejerce.
BDSM como una elección consciente y saludable
El BDSM, cuando se practica de manera informada y consciente, puede ser una fuente de placer, crecimiento y autoconocimiento. La sumisión no debe ser una vía de escape de problemas emocionales ni un reflejo de una autoestima debilitada. Elegir este rol debería ser una decisión basada en el deseo genuino, la seguridad personal y el conocimiento de los propios límites. No se trata de «ceder» porque no se tiene otra opción, sino de entregar el control dentro de una dinámica establecida con respeto y consentimiento.
Para fomentar una comunidad BDSM ética y responsable, es crucial educarse, cuestionar los propios motivos y asegurarse de que cada decisión se tome desde la autonomía y no desde la necesidad de validación externa. Un entorno BDSM saludable promueve el respeto mutuo, la comunicación abierta y el bienestar emocional de todas las partes involucradas. La responsabilidad no solo recae en la persona sumisa, sino también en el dominante, quien debe actuar con ética y cuidar el bienestar de su pareja.
El BDSM no debería ser un refugio para quienes buscan sentirse valorados a costa de su dignidad. En cambio, debe ser un espacio donde la sumisión se viva con seguridad, confianza y satisfacción personal. La clave está en la educación, el respeto y la consciencia de que la entrega solo tiene sentido cuando nace de la libertad, no de la necesidad.
Cerrar el círculo: sumisión desde la seguridad, no desde la carencia
Entender la diferencia entre una sumisión saludable y una impulsada por la baja autoestima es esencial para garantizar dinámicas seguras y enriquecedoras dentro del BDSM. La entrega no puede ser una excusa para llenar vacíos emocionales ni una forma de recibir afecto a cualquier precio. La verdadera sumisión nace desde la seguridad en uno mismo, desde el deseo consciente de ceder el control, no desde la necesidad de ser aceptado/a sin condiciones. Por eso, antes de entrar en una relación de poder, es fundamental hacer un trabajo de introspección, identificar las propias motivaciones y asegurarse de que el BDSM es una elección y no una consecuencia de heridas emocionales no resueltas.
El BDSM puede ser un espacio de exploración, placer y crecimiento, pero solo cuando se practica con consciencia y respeto. Tanto sumisas/os como dominantes tienen la responsabilidad de construir relaciones basadas en el consentimiento, la comunicación y el bienestar mutuo. No se trata solo de conocer las reglas del juego, sino de asegurarse de que quienes participan lo hacen desde un lugar de estabilidad emocional y no como una forma de escapar de su propia inseguridad. La sumisión puede ser una experiencia profunda y transformadora, pero solo cuando se elige desde la plenitud y no desde la carencia.
Y como siempre digo: me despido por hoy de todos/as vosotros/as con la intención de vernos en redes sociales, chats, foros, y que hablemos de BDSM siempre que sea posible.
Recuerda que yo no soy ningún Maestro, solo soy una persona que expresa su experiencia y conocimientos dentro de nuestra cultura.
Vive el BDSM con RESPETO y HUMILDAD,
pero hoy añado, y con SEGURIDAD.
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