
AMOR EN EL BDSM
Hablar de amor en el BDSM es casi como tratar de mezclar el agua con el aceite, ¿verdad? O al menos, eso es lo que muchos creen. Para algunos, el BDSM es un mundo de reglas estrictas, control y dominación donde los sentimientos románticos son poco más que un obstáculo. “Aquí venimos a sufrir o a hacer sufrir, no a enamorarnos” podría ser el lema de los más radicales. Pero la realidad es otra: el amor en el BDSM no solo es posible, sino que, en muchos casos, es más sólido y profundo que en una relación tradicional.
El problema es que mucha gente sigue atrapada en la idea de que BDSM y amor son conceptos opuestos. Se cree que quien domina no puede sentir afecto real por su sumiso/a, y que quien se somete lo hace desde una posición de debilidad emocional. Sin embargo, las dinámicas de poder no eliminan el amor, sino que lo transforman en algo más complejo, estructurado y, en muchos casos, más intenso. En este artículo, exploraremos cómo el amor y el BDSM pueden coexistir y hasta potenciarse mutuamente.
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