EL PLACER DEL MIEDO CONTROLADO

EL PLACER DEL MIEDO CONTROLADO

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EL PLACER DEL MIEDO CONTROLADO - La Escuela De BDSM
La Escuela De BDSM

EL PLACER DEL MIEDO CONTROLADO

Cada octubre, las sombras se alargan, los disfraces se desempolvan y el miedo se vuelve un juego socialmente aceptado. Es la época perfecta para quienes disfrutan del escalofrío en la piel… o de provocarlo. Dentro del BDSM, Halloween adquiere un significado especial: no se trata solo de máscaras y látigos, sino de explorar esa delgada línea entre el temor y el deseo. En este contexto, el miedo deja de ser enemigo para transformarse en un aliado del placer, siempre dentro de los límites del consenso y la seguridad. Porque lo verdaderamente excitante no es el grito, sino el control que lo contiene.

Hablar de “miedo erótico” o “terror sensual” puede sonar extraño fuera del contexto BDSM, pero quienes practican el juego del poder saben que nada intensifica tanto una experiencia como la anticipación. La privación sensorial, la inmovilidad, la oscuridad o el suspense no son castigos, sino escenarios de confianza absoluta. En ellos, el Dominante construye y destruye la tensión con precisión quirúrgica, mientras la parte sumisa se abandona a un viaje emocional y físico que combina vulnerabilidad y deseo. Halloween, con su estética oscura y teatral, se convierte así en el marco perfecto para celebrar el miedo más bello: aquel que se elige, se comparte y se disfruta.

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EL ARTE DE DECIR "NO" DESDE LA ENTREGA

EL ARTE DE DECIR «NO» DESDE LA ENTREGA

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EL ARTE DE DECIR "NO" DESDE LA ENTREGA

En el universo del BDSM, pocas palabras generan tanta confusión como sumisión. Muchos la entienden como una entrega total sin condiciones, una obediencia ciega ante la voluntad ajena. Pero esa visión distorsionada confunde la esencia del acto con su caricatura: servir no es desaparecer. La sumisión auténtica nace del equilibrio entre entrega y consciencia, entre querer dar y saber cuándo detenerse. Sin límites, no hay entrega; solo complacencia vacía, disfrazada de devoción.

La diferencia entre someterse y complacer es más profunda de lo que parece. Mientras la sumisión consciente implica confianza, comunicación y respeto mutuo, la complacencia suele esconder miedo al rechazo, necesidad de aprobación o inseguridad emocional. Decir “sí” por miedo a perder al Dominante no es sumisión, es renuncia. Por eso, aprender a decir “no” dentro del juego de poder es uno de los actos más valientes y auténticos que puede tener una persona sumisa. En el BDSM, la libertad no desaparece al entregarse; se redefine.

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LA RESPONSABILIDAD DEL DOMINANTE MÁS ALLÁ DEL CONTROL

LA RESPONSABILIDAD DEL DOMINANTE MÁS ALLÁ DEL CONTROL

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LA RESPONSABILIDAD DEL DOMINANTE MÁS ALLÁ DEL CONTROL - La Escuela De BDSM
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LA RESPONSABILIDAD DEL DOMINANTE MÁS ALLÁ DEL CONTROL

En el imaginario popular, la figura del Dominante suele asociarse con poder absoluto, control sin límites y una autoridad incuestionable. Muchos creen que dominar es sinónimo de mandar, que basta con imponer la voluntad propia para encarnar el rol. Sin embargo, esa visión superficial ignora la esencia del BDSM: el consenso, el cuidado y la responsabilidad mutua. Dominar no es tomar el control de otro ser humano, sino guiarlo dentro de un marco seguro, ético y emocionalmente consciente.

El Dominante auténtico no busca someter, sino acompañar. Comprende que su papel va mucho más allá del placer o del juego de poder: es un compromiso con la seguridad física, mental y emocional de quien deposita en él su confianza. Ser Dominante implica ejercer el poder con respeto, mantener el equilibrio entre la autoridad y la empatía, y recordar que toda dinámica basada en el consentimiento requiere más humanidad que ego.

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EL ARTE DE LA SUMISIÓN CONSCIENTE

EL ARTE DE LA SUMISIÓN CONSCIENTE

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LA SUMISIÓN NO ES OBEDIENCIA CIEGA

Hablar de sumisión en el BDSM suele despertar miradas cargadas de prejuicio. Todavía hay quien cree que ser una persona sumisa es sinónimo de ser débil, complaciente o alguien dispuesto a obedecer sin cuestionar nada. Nada más lejos de la realidad: la sumisión, bien entendida, no es una renuncia a la propia identidad, sino una elección consciente de cómo se quiere vivir el placer, la intimidad y el poder compartido.

Este artículo busca desmontar la confusión entre sumisión y servilismo, mostrando que quien se entrega no lo hace por obligación, sino desde el deseo, el consentimiento y el autoconocimiento. Ser una persona sumisa no es perderse, es encontrar un camino propio dentro del BDSM, donde los límites, la comunicación y el respeto son los pilares que hacen posible una vivencia enriquecedora y segura.

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LA SUMISIÓN NO ES OBEDIENCIA CIEGA

LA SUMISIÓN NO ES OBEDIENCIA CIEGA

Tiempo de lectura: 16 minutos
LA SUMISIÓN NO ES OBEDIENCIA CIEGA

Hoy vengo tranquilo, pero tengo que recalcar que: LA SUMISIÓN NO ES OBEDIENCIA CIEGA. En el universo del BDSM, pocos conceptos se malinterpretan tanto como la sumisión. Fuera del contexto adecuado —y muchas veces dentro también— se suele reducir esta práctica a una simple obediencia mecánica, a la figura de alguien que calla, baja la cabeza y asiente sin cuestionar. Esa imagen, repetida hasta el hartazgo en la pornografía y en discursos de poder mal digerido, no solo es simplista: es peligrosa. No representa la esencia real de la entrega, sino una fantasía que ignora los matices, las necesidades y, sobre todo, la humanidad de quien decide ocupar un rol sumiso.

Ser una persona sumisa no es desaparecer. No es renunciar a los propios derechos, deseos o límites. Tampoco es convertirse en un objeto al servicio de otra persona. Es, más bien, una elección activa y profundamente consciente de entrega dentro de un marco de respeto, comunicación y consentimiento. La sumisión auténtica nace del deseo, no de la necesidad. Se construye desde la confianza, no desde el miedo. Y sobre todo, se vive con dignidad, no con vergüenza.

En este artículo voy a desmontar algunas de las creencias más dañinas asociadas a la sumisión. Analizaré por qué obedecer no siempre significa someterse, qué lugar ocupa el consentimiento informado y qué diferencia a una dinámica BDSM saludable de una relación de control abusiva disfrazada de Dominación y sumisión. Porque si hay algo que necesita visibilizarse más que nunca es que las personas sumisas no están por debajo de nadie. Son parte activa, valiosa y esencial de esta cultura.

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AFTERCARE PARA DOMINANTES

AFTERCARE PARA DOMINANTES

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EL DOM NO ES UN VERDUGO SINO UN CREADOR DE LIBERTADES - La Escuela De BDSM
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AFTERCARE PARA DOMINANTES

Porque claro, el Dominante lo puede todo. Es una criatura de acero inoxidable, sin emociones, sin dudas, sin necesidad de cuidados. Un ser infalible que, después de una sesión intensa, se limita a cruzarse de brazos y observar cómo la parte sumisa se acurruca con su mantita mientras él o ella… ¿desaparece en una nube de humo dominante? Pues no. Sorpresa: también sentimos. También nos remueve. También necesitamos aftercare. Pero claro, hablar de eso es casi como si confesáramos debilidad. Y ya sabemos lo que dicen… si el Dominante sangra, el universo implosiona.

El aftercare suele asociarse casi exclusivamente con la parte sumisa, olvidando que quienes ejercen el rol Dominante también experimentan una intensa carga emocional tras una sesión BDSM. Desde la responsabilidad asumida, pasando por la gestión de emociones complejas (como culpa, duda, o incluso tristeza), hasta la necesidad de contención, validación o descanso mental. Este artículo pone el foco donde raramente se pone: en el cuidado post-sesión de la parte que lleva el control. Porque ser Dominante no implica ser invulnerable, y hablar de nuestras necesidades no nos hace menos válidos: nos hace más humanos, y mejores practicantes.

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EXPLICANDO BDSM PARA VAINILLAS

EXPLICANDO BDSM PARA VAINILLAS

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SUMISIÓN NO ES SERVILISMO

Toca un tema complicado: EXPLICANDO BDSM PARA VAINILLAS. ¿Qué es eso del BDSM? ¿No es peligroso? ¿Y por qué alguien querría dejarse atar, mandar o castigar?
Estas preguntas aparecen cada vez que se menciona el BDSM fuera de su entorno habitual. Para quien no lo ha vivido ni estudiado, puede parecer una práctica extraña, violenta o incluso absurda. Pero detrás de esas siglas hay mucho más que látigos, esposas o palabras raras. Hay deseo, confianza, cuidado, autoconocimiento y, sobre todo, una forma muy concreta de entender la intimidad y la entrega emocional.

Este artículo no pretende convencerte de que pruebes el BDSM, ni hacer proselitismo del placer alternativo. Tampoco es un catálogo de prácticas. Lo que sí busca es abrir una ventana, desmontar prejuicios y explicarte, con honestidad, por qué tantas personas encuentran en el BDSM no solo placer, sino una forma profunda y consciente de relacionarse con otras personas… y consigo mismas. Si alguna vez has sentido curiosidad, rechazo o confusión sobre este tema, quédate: aquí no vas a encontrar sombras, sino claridad.

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SUMISIÓN NO ES SERVILISMO

SUMISIÓN NO ES SERVILISMO

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SUMISIÓN NO ES SERVILISMO

Hablemos del hecho de que la SUMISIÓN NO ES SERVILISMO. Hay quienes llevan años en la escena BDSM, han servido a varias Dominantes, han vivido dinámicas 24/7, han firmado contratos, se han dejado marcar, tatuar, atar y humillar… y aún no han entendido lo más básico: la sumisión no es servilismo. No es resignación, no es anulación, no es sacrificio personal disfrazado de entrega.

Y sí, aunque pueda sonar provocador, esta confusión se ve con mayor frecuencia entre sumisos varones, muchos de los cuales siguen creyendo que ser sumiso significa decir “sí, Ama” a todo, sin condiciones, sin límites, sin voz. Pero no. El BDSM se basa en el consenso, en la elección, y en el deseo mutuo, no en la renuncia a uno mismo para complacer a quien domina.

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ME CAGO EN... ¡¡HASTA LOS COJONES YA!!

ME CAGO EN… ¡¡HASTA LOS COJONES YA!!

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EL PODER DE LA ILIMITACIÓN - La Escuela De BDSM
La Escuela De BDSM

SÍ, ME CAGO EN… ¡¡HASTA LOS COJONES YA!!

Sí, estoy muy cabreado. Me cago en los putos pseudos cazadores. ¡¡Estoy hasta los cojones de ellos!! Lo primero que voy a dejar claro es que #LaEscuelaDeBDSM solo está manejada por mi, Endika o AMO (DOM) DIABLILLO. Repito: NADIE PUEDE HABLAR EN NOMBRE DE #LaEscuelaDeBDSM EN EL MUNDO ENTERO. Si alguien os dice que YO he dicho que os diga algo, bloquearles de inmediato, porque son ABUSADORES, MALTRATADORES Y CAZADORES.

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AMOR EN EL BDSM

AMOR EN EL BDSM

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AMOR EN EL BDSM - La Escuela De BDSM
La Escuela De BDSM

AMOR EN EL BDSM

Hablar de amor en el BDSM es casi como tratar de mezclar el agua con el aceite, ¿verdad? O al menos, eso es lo que muchos creen. Para algunos, el BDSM es un mundo de reglas estrictas, control y dominación donde los sentimientos románticos son poco más que un obstáculo. “Aquí venimos a sufrir o a hacer sufrir, no a enamorarnos” podría ser el lema de los más radicales. Pero la realidad es otra: el amor en el BDSM no solo es posible, sino que, en muchos casos, es más sólido y profundo que en una relación tradicional.

El problema es que mucha gente sigue atrapada en la idea de que BDSM y amor son conceptos opuestos. Se cree que quien domina no puede sentir afecto real por su sumiso/a, y que quien se somete lo hace desde una posición de debilidad emocional. Sin embargo, las dinámicas de poder no eliminan el amor, sino que lo transforman en algo más complejo, estructurado y, en muchos casos, más intenso. En este artículo, exploraremos cómo el amor y el BDSM pueden coexistir y hasta potenciarse mutuamente.

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