BDSM Y LAS RELACIONES VAINILLA

BDSM Y LAS RELACIONES VAINILLA

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BDSM Y LAS RELACIONES VAINILLA - La Escuela De BDSM
La Escuela De BDSM

BDSM Y LAS RELACIONES VAINILLA

Hoy toca hablar del BDSM Y LAS RELACIONES VAINILLA. Nunca falta quien, al escuchar que practico BDSM, asume automáticamente que tengo una relación monógama, sellada con contrato, rituales diarios y una agenda sexual más estricta que la del Pentágono. Y si además menciono que tengo una dinámica D/s, se imaginan una relación cerrada, jerárquica y exclusiva, donde no cabe ni una mirada ajena. Pues bien… spoiler: no siempre es así.

El BDSM no es patrimonio de la pareja tradicional. De hecho, cada vez más personas que viven relaciones no monógamas —poliamor, relaciones abiertas, vínculos múltiples, cuckold, tríos estables o inestables, o simplemente gente que no quiere etiquetas pero sí acuerdos— están integrando dinámicas de poder consensuado en sus estructuras relacionales. Y ahí es donde la cosa se pone interesante.

En este artículo quiero explorar justamente eso: cómo se vive el BDSM más allá de la relación “clásica” de dos personas. Cómo se negocia el poder, el consentimiento y la emocionalidad cuando entran en juego más de dos vínculos, con diferentes niveles de compromiso, intensidad o jerarquía. Qué pasa cuando hay más de una persona dominante, más de una sumisa, o simplemente múltiples acuerdos que conviven y se entrelazan.

No es fácil. No es rápido. Pero es posible. Y puede ser increíblemente enriquecedor. Solo hace falta lo de siempre: comunicación brutalmente honesta, acuerdos sólidos, y saber que en esta vida no se domina a nadie que no quiera ser dominado… y menos aún cuando hay más personas observando.

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AMOR EN EL BDSM

AMOR EN EL BDSM

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AMOR EN EL BDSM - La Escuela De BDSM
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AMOR EN EL BDSM

Hablar de amor en el BDSM es casi como tratar de mezclar el agua con el aceite, ¿verdad? O al menos, eso es lo que muchos creen. Para algunos, el BDSM es un mundo de reglas estrictas, control y dominación donde los sentimientos románticos son poco más que un obstáculo. “Aquí venimos a sufrir o a hacer sufrir, no a enamorarnos” podría ser el lema de los más radicales. Pero la realidad es otra: el amor en el BDSM no solo es posible, sino que, en muchos casos, es más sólido y profundo que en una relación tradicional.

El problema es que mucha gente sigue atrapada en la idea de que BDSM y amor son conceptos opuestos. Se cree que quien domina no puede sentir afecto real por su sumiso/a, y que quien se somete lo hace desde una posición de debilidad emocional. Sin embargo, las dinámicas de poder no eliminan el amor, sino que lo transforman en algo más complejo, estructurado y, en muchos casos, más intenso. En este artículo, exploraremos cómo el amor y el BDSM pueden coexistir y hasta potenciarse mutuamente.

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