
Hablemos del hecho de que la SUMISIÓN NO ES SERVILISMO. Hay quienes llevan años en la escena BDSM, han servido a varias Dominantes, han vivido dinámicas 24/7, han firmado contratos, se han dejado marcar, tatuar, atar y humillar… y aún no han entendido lo más básico: la sumisión no es servilismo. No es resignación, no es anulación, no es sacrificio personal disfrazado de entrega.
Y sí, aunque pueda sonar provocador, esta confusión se ve con mayor frecuencia entre sumisos varones, muchos de los cuales siguen creyendo que ser sumiso significa decir “sí, Ama” a todo, sin condiciones, sin límites, sin voz. Pero no. El BDSM se basa en el consenso, en la elección, y en el deseo mutuo, no en la renuncia a uno mismo para complacer a quien domina.
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